
Creía que últimamente no se
podían ver cosas bonitas en mi ciudad. De repente cruzando el puente de piedra durante un agobiante paseo por el mercado medieval,
toda la gente
caminando como
borreguicos cual fila de hormigas, me dio por girar la vista y vi esta maravilla que la naturaleza me quiso regalar, justo en este sitio no
había nadie, nadie parado para contemplar un atardecer tan bonito,
por mi que sigan llendo donde van todos y me dejen a mi estos sitios vacíos para admirar estos momentos únicos e irrepetibles que me da esta ciudad.
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